LOS GRANDES DEL DEBATE (Salida al cine)


El casi inexistente reconocimiento a las contribuciones de la comunidad negra en el arte y la literatura; el impacto social de la raza blanca en el mundo; el artificio de la guerra; la necesidad de asumir desde la juventud un rol en las transformaciones sociales; y el valor del trabajo fueron tan sólo algunos de los temas sobre los que reflexionó el poeta afroamericano Melvin B. Tolson en Caviar and cabbage, columna de opinión que mantuvo, entre 1937 y 1944, en The Washington Tribune.
Un título fuertemente sugestivo que podríamos asociar, de entrada, a un gospel brunch en Harlem, al "soul food" que compartimos una vez finaliza el servicio religioso del domingo, allí o en cualquier barrio negro de Kansas o Missouri. Pero, también a lo más selecto, porque Tolson nos invita a probar el alimento de los dioses, el esturión que habitó desde siempre el Mar Caspio para asegurar la fuerza de los guerreros de la tierra y del mar, aunque solo lo consuman unos pocos.

Pura ironía. Tolson sabía jugar inteligentemente. Sin importar si se trataba del poema más dramático, más denso o más inextricable (como los que, posiblemente, no llegó a escribir su amigo, el gran Langston Hughes); o del discurso de la cátedra, en el que imponía su afanosa mirada y su rigor a los jóvenes de Texas; o de las reuniones políticas y clandestinas que apoyaba con una pasión que se llegaba a confundir con el poder avasallador de su lógica; allí estaba él, combinando palabras, simulando y fingiendo asombro ante lo obvio para desenmascarar a los enemigos y sensibilizar a los más próximos como un aprendiz eterno y rabioso que escribía para manifestar su obstinación.


Leamos, y conozcámoslo un poco:

In the ostinato of stamping feet and clapping hands,
the Promethean bard of Lenox Avenue became alost loose-leafas memory vignetted Rabelaisian I's of the Boogie-Woogie dynasty in barrel houses,
at rent parties, on riverboats, at wakes:
The Toothpick, Funky Five, and Tippling Tom!Ma Rainey,
Countess Willie V., and Aunt Harriet!Speckled Red, Skinny Head Pete, and StormyWeather!Listen, Black Boy.
Did the High Priestess at 27 rue de Fleurusassert,
"The Negro suffers from Nothingness!"
Hideho confided like a neophyte on The Walk,
"jazz is the marijuana of the Blacks"
In the tribulum of dialectics,
I juggled the idea:
then I observed,
"jazz is the philosophers' egg of the Whites."

El poema (que no necesita explicación) nos convoca al juego. Observemos, por ejemplo, el ejercicio musical mediante el cual el afroamericano pisa o patea con fuerza (stamps his feet), una y otra vez, para marcar el territorio, y asegurar con su sello (stamp) personal y colectivo su presencia en la historia de una nación; tal y como lo hiciera Rabelais, desde la literatura —con igual dosis de ironía y por distintos motivos— en plena Edad Media.

Pero aquí, en el poema, el bardo que se pronuncia en cualquier esquina de Lenox Avenue es el mismo que canta poemas en los establecimientos baratos (barrel houses) con su desinhibido y poderoso estilo rítmico del blues y del jazz (barrel house). Otro juego semántico para Tolson que construye un diálogo desde una ironía magistral para pedirle al niño negro que asuma, insista, piense, juzgue y se anticipe al lenguaje de los blancos (al assert blanco) para no ser más que ilustración, memoria de viñeta, y responda a todos (incluida Gertrude Stein —the High Priestess—), mediante el ostinato, con el sostenido incesante y ampliado de sus pies, y con la voz del Hideho man, del scatter que lleva dentro. Para que pueda responder que el blanco debe hacer todo un ejercicio de pensamiento trascendente para atrapar, comprender e intentar asumir el jazz mientras que el negro sólo necesita la adivinación y la magia porque lo lleva consigo. (¡Gracias, poeta Miguel Iriarte, por tu feliz aporte cuando yo intentaba descifrar estos dos últimos versos!).

Pero, ¿nos confunde Tolson? ¿Nos enloquece su sintaxis? Para mí que la respuesta está allí, en el mismo poema: He juggles the idea, pero para ganar nuestro aprecio por lo que dice y por lo que no dice pero está allí mismo, en el texto.

Por último, hagamos un poco de justicia, confesando que mi interés por Tolson se reactivó hace poco tiempo, luego de ver tantas veces la película The Great Debaters (2007), dirigida por Denzel Washington, con el propósito de seducir a mis estudiantes en la búsqueda de la palabra poética, política y periodística de un hombre que necesitamos vivo, aquí con nosotros, para que continúe formulando el gran debate.

Si bien el film muestra de manera cuidadosa y honesta —también destacada— al Tolson profesor y político, la propuesta de Washington sobre el hombre-poeta fue particularmente interesante, en cuanto construida casi en silencio, alimentándose de frases, referencias pertinentes y datos sugestivos. La sola mención al hombre que expresó: I've known rivers:/ I've known rivers ancient as the world and older than the flow of human blood in human veins (Langston Hughes); o a la mujer que escribió: My song has the ush sweetness/ Of moist, dark lips/ Where hymns keep company/ With old forgotten banjo songs (Gwendolyn B. Bennett) hace de esta película un gran documento.

Porque Washington supo invitarnos a descubrir la poesía, la más poderosa actividad revolucionaria del espíritu, fundamental para la transformación de cualquier sociedad.

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